Es hermoso, resulta muy hermoso
el ceder el testigo de una vida
profesional al hijo que ha seguido
los pasos en quehacer de arquitectura.
La ocasión ha sido a ello propicia
con la realización de una piscina
incorporando también sauna y jacuzzi
en un spa alojado dentro el hueco
de otra existente y ya muy degradada.
Gratifica el haberle transmitido
ciertos saberes que haya ido decantando
y que en la Escuela no siempre hacen explícitos
o porque no se sepa, o no se quiera
ya que hay valores en baja, otros en alza
dependiendo de gustos de la época
(y esta es a mi entender degenerada).
Pero yo he conocido a maestros
que ya no están y que me han enseñado
con su ejemplo directo —el que mas vale—
la tradición al cabo milenaria
y esa enseñanza ahora yo la transmito,
a otra generación que me releva.
Él por su parte ha conocido a otros
más jóvenes que también le han influido,
cuyos criterios encuentro interesantes,
después de picajoso el aplicarles
el filtro crítico que propugna Vitruvio:
la "Firmitas, Utilitas, Venustas"
deben estar presente en todo caso.
La arquitectónica es un trípode que tiene
cual tres pilares para que se sostenga
en esplendor de posibilidades:
un buen constructor, un buen cliente
y por supuesto un no mal arquitecto;
en este caso, aparte del primero
al que yo aquí aprovecho a dar las gracias
tanto a él como a todos los oficios
que estaban con la obra entusiasmados,
el rol del arquitecto y del cliente
lo hemos jugado en fecunda alternancia
entre mi hijo y yo según las circunstancias
(a más de aportes de madres y de novias).
Por supuesto que hay criterios distintos,
incluso algunos opuestos frontalmente
en que es preciso se alcance algún consenso
pero esa discusión nos enriquece
tanto al viejo arquitecto en sus manías
como al joven que inicia la andadura.
Mas sobre todo enriquece a la obra
que plasma en síntesis, quizás insospechada,
en el fondo a ser lo que ha querido
la arcana voluntad del "genius loci"
que nos ha usado a entrambos arquitectos
junto al terreno, al clima y circunstancias
para plasmarse en obra en este mundo
traspasando desde el umbral del sueño
de bocetos y planes desechados
en su gran mayoría a papelera
a otros en que brillaba con luz propia
la solución que pedía realizarse
con marchamo de entusiasmo refrendada.
Ahora ya al tiempo de traspasar los trastos
tras esta "opera prima—opera postrer";
un último consejo le daría:
nunca tomes por tuyo lo que has hecho,
no digas nunca "mirad esta es mi obra",
no seas cual payaso que en el circo
pretende para sí aquellos aplausos
que merece sólo la bailarina.
El Ser, único Ser todo lo hace
y usa los cuerpos-mente de instrumentos
para expresarse, en este caso, en piedra.
© albertotrocóniz / 19
Texto: de “POEMAS DEL GOZO”
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