Losa de catedral, un laberinto
en que topan los pies del peregrino
a quien plantea el recóndito reto
de embarcarse hacia un viaje iniciático.
Acomodado en un banco de la nave
pienso en el antiguo mito griego
que el "camino del héroe" nos propone:
un mensaje vigente en cualquier tiempo.
…
Entre vastas paredes encerrado,
conocedor de todo vericueto
espera el Minotauro que algún ruido
delate la presencia de un intruso.
Los huesos de otros muchos triturados
rodean esparcidos por el suelo;
ya un resplandor de tea se refleja
en corredores y esquinas por el antro.
Ténsanse músculos en la bestia
prontos a destrozar al extranjero
y se relame anticipadamente
del sabor de la sangre y de los tuétanos.
Jugará al principio quizá un poco
como “al ratón y al gato”; diversiones
no son precisamente lo que abunda
en soledad de sibil tan siniestro.
¿Por qué no hacer un arte de la muerte?:
dejará oír primero su mugido
que a entrometido hiele la sangre en venas,
quien tratará de huir por senda opuesta.
Pero el trazado que tiene el laberinto
que construyese habilidoso Dédalo,
hace que vuelva, andado un cierto trecho,
al mismo punto fatal do espera el ogro.
La fiera al poco permitirá vislumbre
su sombra atroz en muro agigantada;
de luego hará que en cuello sea notado
el tibio vaho de su fétido aliento.
Dejará huir unos metros a su víctima
para toparse con él después de frente
y no habrá salvación al infelice
machacándole con clava el esqueleto.
…
Ya retumban gemidos por la gruta
que amplía la caverna con sus ecos;
hórridos gritos como nunca se oyesen,
luego estertores, ya nada se percibe.
A la entrada de cueva la luz pálida
de la luna ilumina embocadura;
se distingue un cordel trenzado en oro
que poco a poco se va poniendo tenso.
Hasta que al cabo figura ensangrentada
asoma asido de él con una mano
y con la otra detrás arrastra a engendro;
lo habéis adivinado, sí, es Teseo.
…
El vericueto es tu mente tu cerebro
el laberinto tú, también la antorcha
que te lleva hacia el monstruo y las paredes
construidas de bloques minuciosos
hechos de ideas, de esperanzas, de miedos.
Tú eres el hilo dorado que te guía,
y tu alma Ariadna que hacia lo alto impele,
tú eres el Minotauro, y tú Teseo;
tal la lección de losa en laberinto.
© albertotrocóniz / 19
Texto: de “POEMAS DEL MITO”
Imagen: “Minotauro”
de “DIBUJO Y PINTURA”
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