Entrando en el otoño encontraremos
que en ciertos días el chi está super-bajo;
y ¿qué es el “Chi”?, ¿con qué se come eso?
—dirán algunos ajenos al taoísmo—
un breve apunte se puede dar tan sólo
para que sirva a disipar las dudas.
El “Chi” es el nombre chino para aquello
que en occidente puede denominarse
como energía vital: esa corriente
de potencia que inunda en seres vivos
de lo más elemental a lo más alto
de escala evolutiva: en minerales
—sí, también vibran cual todo lo creado—
en vegetales, animales, lo humano…
y en mundos más sutiles de lo angélico.
En todo lo creado el Chi expresa
ese torrente vital y de energía;
cuando abunda la vida más se acrece:
el vegetal madura y da sus frutos,
el animal pleno de gracia elástica
completa su designio y se aparea,
el hombre y la mujer hacen lo mismo
por la parte animal que fundamenta,
y por la parte que en ellos hay de espíritu
son creativos en el arte, en la ciencia…
quizás ahora divisen verdades transcendentes
y se remonten a más altura mística.
Por el contrario cuando ese Chi está bajo
todo parece que al cabo languidezca:
llega la enfermedad, decaimiento y muerte…
(necesarias a completar los ciclos).
Todo se mueve y está sujeto a cambio
a muy diverso nivel y magnitudes:
a escala individual, social, histórica,
a escala planetaria, también cósmica;
todo son ruedas que forman engranajes
de la enorme y sublime maquinaria
que hace girar a los mundos y a esferas
… y a ti y a mí en estas circunstancias
que hoy notamos en la tarde grisácea
que como plomo dentro del pecho oprime
y hace que todo se vea siendo absurdo.
Sí, está bajo, mas ello es garantía
que subirá, de tal no cabe duda:
el punto más oscuro es el preludio
hacia una nueva aurora que despunte.
La primavera sucederá por cierto
al frío invierno y tras esta el verano
indefectible con sol brillante en cenit
alumbrando con toda su potencia;
a él seguirá declive del otoño
con su cohorte de mil remordimientos:
la historia se repite por eones.
Mas yo cansado de tanto “tío vivo”
anhelo lo perenne, lo inmutable,
aquello que no esté sujeto a cambio
ni a nacimientos, ni a decadencia y muerte;
así diría: yo no soy todo eso;
me reconozco detrás del espectáculo,
yo soy aparte, yo soy sólo el testigo,
el veedor, la visión, la Conciencia
… el espejo vacío en que reflejan
las posibilidades de los mundos
que son creados en el aquí y ahora
por el chi nuevo que anima el espectáculo
como la luz ilumina la imagen,
se difumina, luego desaparece…
mas yo soy el substrato, la pantalla
independiente de tales avatares.
Cuando soy eje veo todo el movimiento,
se difumina, luego desaparece…
mas yo soy el substrato, la pantalla
independiente de tales avatares.
Cuando soy eje veo todo el movimiento,
pero yo mismo permanezco inmóvil
… y eso me saca de la "montaña rusa"
con sus cimas y con sus depresiones.
con sus cimas y con sus depresiones.
© albertotrocóniz / 16
Texto: de “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
Imagen: “Pictograma del Chi”
de “DIBUJO Y PINTURA”
Otros enlaces “Post”-relacionados
en el Tablero “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
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