no se aprecia la sangre, sólo el blanco
de los pliegues del hábito de lino
tal como Zurbarán lo representa
ocultando piadoso sus heridas.
ocultando piadoso sus heridas.
¡Oh Serapio, Serapio! en tu silencio
hallas la paz después del cruel tormento
al entregarte a cambio de cristianos
hechos presos de impíos sarracenos.
Cual fraile mercedario te ofreciste
en redención por trueque de otros fieles,
no fuera a ser que ellos frente al martirio
apostatasen de la fe cristiana
y condenasen por siempre en los infiernos;
tamaño contradios no consentíais
y os entregabais vosotros al suplicio
con una fe puesta en piedra de toque,
con una fe puesta en piedra de toque,
con lo cual dos cosas conseguíais:
el evitar la perdición de aquellos
y conquistar la palma del martirio;
estas ideas —como todas— son falsas,
mas quiero aquí cantar hoy su grandeza
… en fraile mercedario San Serapio.
© albertotrocóniz / 16
Texto: de “LA TORRE DEL HOMENAJE”
Imagen: “San Serapio”
de Francisco de Zurbarán (1628)
de “PINACOTECA”
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