LA REFLEXIÓN
Todo el poder al fin y al cabo viene
del único Poder que es atributo
de la divinidad de la que emana;
es por tal que tiene el atractivo
para la criatura que lo intuye,
de emular en ello si algo capta
—aun sea en proporciones microscópicas—
a los dioses en su magnificencia.
En más tener entre las propias manos
el destino de otros, de sus vidas
de sus bienes y de sus circunstancias;
¡quién como yo! dice el ángel rebelde
previo a toparse de bruces a infinito
y así precipitarse en el abismo.
Pues en efecto el poder en tales cumbres
equivale a manejar alto voltaje
que si se desparrama por circuitos
inadecuados de magros filamentos
pueden quemarse y acarrear gran daño
a sí mismo y también a quienes rodean.
Toda Potencia debe ir acompañada
de un desarrollo acorde con el resto
de fuentes en que aflora lo supremo;
vale decir: Amor e Inteligencia,
y uno debiera de aspirar tan sólo
a la dosis de poder que corresponda
al desarrollo parejo de esas otras.
Un gran poder si no va coordinado
a un gran afecto y compasión profunda
junto también a gran inteligencia
para adecuarlo a toda circunstancia,
es peligroso, peligroso en extremo,
y propicia que cunda la desgracia
… como tenemos ocasión de verlo
todos los días y a todos los niveles:
entre naciones, sociedades, familias
con mil tiranos a múltiples escalas
que hacen que el mundo sea un lugar más feo.
Debemos aspirar hacia lo máximo;
esto es decir, hacia la omnipotencia,
pero siempre que hayamos conseguido
infinita compasión e inteligencia
que garantice después la acción correcta;
quien tal no lo consiga que se abstenga.
EL CANTO
Yo te adoro a ti Potencia suma
creadora de todos universos
y destructora de universos todos.
Temor de Dios que resulta terrible
para el insecto que a la llama se acerca,
para el hombre en su loca insolencia.
¡Potencia que vomitas en volcanes
y detrás de tsunamis, terremotos,
tornados y huracanes desatados!…
En las fuerzas telúricas y cósmicas
con creación de soles, y en galaxias
en choque cataclísmico entre ellas.
Eres voraz en agujeros negros
engullidores de masas fabulosas
junto a su luz, hacia otras dimensiones.
Tu epifanía es todo lo que vive;
te expresas en criaturas y elementos:
en el aire, en el agua, tierra y fuego.
Tras el elástico músculo del tigre
y ese bajel natatorio haciendo ronda
alrededor de presas: tiburones.
En el vuelo del colibrí libando
de la flor por dentro de su cáliz
con la fuerza que mueve primavera.
En la infinita gracia del caballo
al saltar el obstáculo interpuesto,
y en el toro embistiendo, en sus cojones.
En el hacha de guerra enarbolada
y en la explosión de bombas devastantes,
en motores, en grúas, en las máquinas.
En el hombre y mujer en sus proezas
militares, deportivas, paridoras;
las activas y las de resiliencia.
Yo te adoro Potencia en mil aspectos
de fuerzas constructivas-destructoras,
en la lluvia que nutre y la que arrasa.
Tú formas a los mundos según pauta
que imprime al infinito Inteligencia
guiada por el Amor aun sea en arcano.
Con un objeto aparente: el de expresarte
en todo ciclo de vidas y de muertes
llevando en espiral hacia tu seno.
¡Oh Dios terrible!, ¡Oh Dios de los ejércitos!
hágase tu voluntad, voluntad suma;
que sólo diré amén a tu Presencia.
© albertotrocóniz / 16
Texto: de “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
Imagen: “Ouroboros Solar”
de “FOTOFILTRADA”
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