En estas páginas ayer mencionábamos
al marinero Alexander Shelkirk
en cuya peripecia se inspirase
la novela de Robinson Crusoe.
La sed por la aventura nunca muere
y así la pléyade de los exploradores
colonizando la Tierra y el Espacio
con sus relatos nos sirven los placeres
de los peligros desde un sillón de orejas
a los que somos algo más comodones…
en cuya peripecia se inspirase
la novela de Robinson Crusoe.
La sed por la aventura nunca muere
y así la pléyade de los exploradores
colonizando la Tierra y el Espacio
con sus relatos nos sirven los placeres
de los peligros desde un sillón de orejas
a los que somos algo más comodones…
(Representado arriba sólo en muestra; para acceder pulsar sobre el enlace)
2016 02 03
ResponderEliminarAcaba de acabar un ciclo interesante
de conferencias en Sociedad Geográfica
Española (me quito aquí el sombrero)
sobre visiones del Planeta en los extremos
del Agua, el Aire, de la Tierra y del Fuego.
Se han visto cosas en su exceso emocionantes
que hoy día muestran el camino del héroe
lo cual resulta de lo más reconfortante
en nuestra sociedad fementida y cobarde;
hazañas a admirar aun sea tan sólo
—como en mi caso— desde un sillón de orejas
(ese reducto que nos queda a los viejos)…