jueves, 16 de octubre de 2014

CUATRO JINETES PARA ESTE APOCALIPSIS

Karma es la ley que impone lo correcto;
es el medio de Dios para sanarnos.
… de “YO SOY ESO”, Sri Nisargadatta.


Corceles blanco, rojo, negro y bayo
vense avanzar cabalgando en el yermo;
cuatro jinetes para el Apocalipsis:
despotismo, injusticia, guerra y muerte.

El mal en mundo es eficaz remedio
—aun doloroso— a todos los desmanes
pues pone coto a una loca carrera
de involución respecto al plan pautado;
se hace vigente en ello el viejo adagio
de "quien no aprende por el discernimiento
habrá de hacerlo a través del sufrimiento"
… a nivel personal y colectivo.

Lo físico y matérico es trasunto
de otros planos que existen más sutiles
por cima en gradación de calidades
y que resultan al cabo más potentes
pues lo de abajo se rige por lo alto:
a la materia gobierna la energía
(pensemos en el caso de un cadáver
que así muy pronto sin ella se degrada);
a la energía la rige lo afectivo
y a lo afectivo condiciones morales:
la estética se subordina a ética
y la ética del espíritu dimana.

El espíritu impone reintegrarse
en la unidad que es lo que todos somos
y despertar de actitudes egoístas
tomándonos por seres separados
pensando aislarse así de todo el resto
y ser "felices” a costa aun de los otros:
mi cuerpo-mente, familia, mis amigos,
mi bienestar, mi salud, mi status

… mas se destapa la Caja de Pandora
y escapan desde allí variados males:
la crisis económica, las guerras,
la corrupción, la peste ahora del ébola…

De nada sirve tratar de soslayarlo
a base de remedios materiales;
la solución a las grandes cuestiones
no está en su plano sino en el que está más alto.

Podemos reponer a los políticos
siendo —en otros collares— mismos perros;
podemos reformar instituciones,
volviendo a degradarse al poco tiempo.

Buscamos firmar pactos y tratados
y enviar ejércitos "pacificadores";
de nada sirve para acabar conflictos
si existe el odio dentro en los corazones.

Queremos inyectar a economía
falsa riqueza "dando patada al bote"
pretendiendo un crecer indefinido
a costa de un planeta limitado.

Tratamos de atajar las epidemias
a base de tan sólo medicinas;
la corrupción moral, esa es la grave,
y es causa última de esta otra sanitaria.

Cura revolución únicamente,
esa que cada cual hace por dentro:
el cambio radical en la conciencia
viviendo los valores verdaderos.

¿Que cuáles son?, ya creo que va dicho:
comienza en abandono de la idea
de ser un yo separado de otros
y reintegrarse en la única conciencia.

La cosa es fácil: constato nunca llena
aquello con que nos hemos confundido;
cuando lo vemos se desprende lo falso
como estructura pesante sobre-impuesta

… y queda el puro Ser, prístino gozo
de la expresión en mundo contingente
de tres potencias que lo componen todo:
la Energía, el Amor, la Inteligencia.

Vivirlas remontando hacia la fuente,
en cada cual a su modo y manera,
es el llamado que surge del Silencio
de la única Conciencia sempiterna.

Sí, al fin y al cabo eres el dios, ¡despierta!.





© albertotrocóniz / 14
Texto de: “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
Imagen:  "Apocalipsis Financiero" de 
Tonymadrid Photography
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