Hoy en el día que cumplo los quince años,
a tu lado, ya que no me dejaste
solo, envuelto por lo oscuro
y tu amor fuese luz en mi tiniebla
pues nací ciego al mundo de colores
que dicen que esta ahí, que no conozco,
aunque otras cosas vi mucho mejores:
tu consejo y el tacto caluroso,
aliento de tu voz y los sonidos
que crecieron en mí pues procuraste
darme la música, belleza a la que amo
con la pasión que un ciego puede darle;
tú que esto desarrollas y que cuidas,
que desde siempre a la ciudad me acercas
a los estudios del Conservatorio
y allí esperas y haces por mí las colas…
tomamos autobuses de ida y vuelta
todos los días, preparas mi comida,
la cama, el veraneo, los ensayos,
mis conciertos que tanto que emocionan…
mil y una cosas: entrenaste al perro,
ordenaste juguetes cuando niño,
defendiste de risas y de burlas
explicando a los otros las razones…
Gracias mamá por todos tus desvelos
viviendo desvivida por cuidarme;
pienso fue suerte el que naciese ciego
si a cambio yo te tuve como madre.
Lo que hoy te pido que sea mi regalo
de cumpleaños, ahora que tengo quince,
—aún sé que va a costar, y mucho, a ambos—
es la promesa que me hagas de dejarme
valerme solo con el bastón y el perro
pues debo andar autónomo en la vida;
debo ensayar el día en que me faltes…
y también tú recobres ese tiempo
que echas de menos para tus aficiones
y así vivas más tú, más libre el viaje.
© albertotrocóniz / 14
Texto: de "POEMAS DEL GOZO Y DE LA SOMBRA”
Imagen: de "FOTOPINTURA"
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