¿el mal del mundo, la iniquidad que vemos?,
¿cuál es la causa? ¿cuál su razón profunda?,
¿tiene sentido y sirve para algo?.
¿Cómo es que sufro yo, sufren los otros:
muerte, abandono, enfermedad, pobreza… ?;
si es que hay un Dios y es todopoderoso
que sea amor, ¿porqué esto lo consiente?.
Todo dolor expresa una advertencia
de que algo no funciona como debe;
a nivel físico supone una llamada
para atender a un miembro lesionado
y que así se le ponga algún remedio;
en tal sentido el dolor resulta sano.
A nivel psicológico es lo mismo
—aquí ya le llamamos sufrimiento—
algo no marcha, acaso hemos perdido
un trabajo, fortuna, un ser amado …;
también aquí el dolor que padecemos
supone una advertencia a que vivamos
independientes de aquello que creemos
sea indispensable y que lo abandonemos.
Es dejar pues la vieja piel estrecha;
sin tal no sería posible el crecimiento
cada vez más a lo que es nuestro fondo
del que hemos alejado y olvidado,
que es puro Amor, Energía, Inteligencia
en potencial que pide su vivencia
en la unidad, no rota en mil pedazos.
El dolor nos saca de los hábitos
donde en comodidad nos instalamos:
de nuestro estatus, confort, de las manías,
ya que esto no es el Plan que está previsto:
el bien pequeño no, sino el gran gozo.
No nos dejemos llevar por la apariencia
de lo epidérmico que es sin explicaciones;
la cuestión tiene raíces profundas
que se hunden en la noche de los tiempos
(el iceberg se extiende por lo oculto
bajo la superficie que no vemos).
El mundo sufre por razones muy válidas
que es el error en que se está viviendo
(a nivel personal y colectivo)
comenzando por las ideas erróneas
que conducen a acción equivocada:
poder, dinero, hedonismo egoísta …;
hay que cambiar el "software" en las mentes
si queremos cambiar el resultado.
La primera y principal idea errónea
es creernos separados: Dios, yo y mundo
que asignamos a entidad independiente:
nos tomamos por ser los cuerpos-mente
que han de relacionarse con el resto
en conflicto flagrante de intereses;
"ley de la selva", aun sea "civilizada",
entre seres y/o tribus contrincantes.
Aquí el ego despliega su panoplia
y se reviste de diferentes máscaras
(a nivel personal y colectivo)
en defensa de su estructura falsa
hecha de frustración y proyecciones,
de carencias y de imaginaciones.
Nunca el presente, nunca el aquí y ahora;
siempre el pasado con todos sus recuerdos
funestos o agradables que en futuro
los habré de evitar o potenciarlos:
frente a un yo viviéndose pequeño
un super-yo que se proyecta hinchado.
Nos dividimos de la unidad que somos
tomando nuestra parte por el todo,
asignamos a nuestro cuerpo y mente
protagonismo en este auto-tinglado
y así infligimos a los demás el daño
pensando que obtendremos un provecho
en egoísmo a costa de los otros
y esto naturalmente ha de pagarse
bien "al contado" o "en incómodos plazos".
Es lo que se conoce como "Karma"
que es la ley de la causa y el efecto
que tienen las acciones ilusorias;
el balance por la que suman cero.
Se ha de venir a redimir las deudas
una otra vez durante muchas vidas
cuando las muertes despiertan de sus sueños:
elegimos el cómo, el dónde y cuándo,
las épocas, lugares, circunstancias
más adaptados a nuestro actual estado;
nada es casual respecto al escenario
ni en cuanto a los actores que acompañan;
se puede ver como los de un gran teatro
en donde juega cada cual sus roles;
la trama incluye placer y sufrimiento
e ir a mayor conciencia, el argumento.
REENCARNACIÓN, tal es el purgatorio
de nuestro KARMA en espacios y tiempos
hasta que al fin aprendamos las lecciones
que depuran el engaño de lo múltiple
y quien no lo haga por el discernimiento,
habrá de hacerlo a través del SUFRIMIENTO
(y ello a nivel personal y colectivo).
© albertotrocóniz / 14
Texto: de “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
Imagen: “Niños en Napalm”
de “FOTOFILTRADA”
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