Resucitar es posible del cadáver
en que todos nos hemos convertido
aun no quepa decir tal, ya que no hay “todos”;
tan sólo hay la unidad de la existencia:
lo que por siempre vive, que no nace
ni por lo tanto muere, sólo sueña.
Una unidad gozosa que se expresa
en mil formas cambiantes aparentes
y colores por sobre una pantalla
que tiene un fundamento inalterable:
la visión que todo lo contempla.
Soy la visión, testigo inconmovible,
y libertad cuando caigo en la cuenta
que todo lo que pienso, lo que siento
tiene por centro un ego en referencia
y en su apego me acarreo sufrimiento.
Resurrección es pues la del cadáver
constituido de ideas y conceptos
empezando por esa idea falsa
de ser yo separado, una persona
que es pensamiento —y el más fuerte el del cuerpo—.
El “¡levántate y anda!” en Evangelios
no se refiere al cuerpo, percepciones
de materia cambiante en el espacio
y en el tiempo —tan sólo falsedades,
estructuras para el razonamiento—.
Ridiculez en las contradicciones
de carcasas convocadas por trompeta;
¿las cenizas ya en músculos y órganos?,
¿a qué edad?, ¿que elija cada uno?,
¿y vestidos?, ¿túnica o etiqueta?…
No hay personas, bueno sí, están las máscaras
para actuar en este gran teatro
con su juego de relaciones mutuas;
el pecado es confundirse con la trama
y siendo actor creerse el personaje.
"Yo" es la intuición del Ser, eso si es cierto,
que es vida en plenitud de pura esencia:
“Soy el que Soy”, lo expreso en zarza ardiente,
mas si confuso con cosas, con objetos,
en ello me ato a mi cárcel de conceptos.
Todo se hace, todo aparece y cesa
en la pura Presencia inalterada;
resurrección es salir del engaño:
tan sólo un paso dado sobre frontera
de lo aparente a lo que lo sustenta.
Inmersos en sepulcro entre las sombras,
inmóviles postrados en la tierra,
atados por vendajes y sudario,
encerrados tras losa de la puerta,
verdaderos cadáveres vivientes…
Tan sólo un rayo que llegue y por ahí filtre
trastocará en penumbra las tinieblas,
con la intuición de que más luz existe
levantaremos de mesa mortuoria,
derribaremos barreras auto-impuestas
llegando a pleno sol dejando el antro.
Resurrección ¡qué hermosa es la palabra!.
© albertotrocóniz / 14
Texto: de “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
Imagen: de "FOTOFILTRADA"
Otros enlaces “Post”-relacionados
en el Tablero “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
No hay comentarios:
Publicar un comentario