PELOTA DE PASCUA

Invención del Balompié

(Auxerre, circa 1530)

Danzante por el suelo o volandera,
al son del órgano impulsan roja esfera
sandalias de los monjes del convento
que celebran la Pascua en gran contento

jugando a disputarla en arduo celo.

Cuando algún adversario la hace suya,
grítale el coro camino por donde huya:
pasión desata en ánimos y aun celos
que a robarse el ovillo invocan cielos.

La bola hecha de trapos se pretende

colar al adversario por la ojiva

asignada en el claustro, aun bien se entiende

trato al contrario de caridad deriva.

Lleváse la pelota en "tiqui-taca"

el equipo del negro capirote

mientras que el blanco pierde toda esperanza

pues al cabo será que se la cuelen.

Por los aires de arcadas vuelan mantos;
si en atril, sobre el viejo pergamino,
el abate su pluma moja en minio
y allí en forma de cruz apunta tantos.

Con leve seña indica al del armonio
momento en prorrumpir en grandes tientos;
por facción favorita bebe vientos
(no atiende aquí a su ángel, sí a un demonio).

Finaliza el solaz, casto recreo
que presta a monjes un aire festivo;
alguno ha resultado ser gran divo
logrando él solo seis cruces (según creo).

“La roja lana de la anhelada esfera
—dice el abad—
es cual el sol al mundo en su penumbra
que como Cristo en Pascua más alumbra
con su Resurrección gloriosa, nuestra espera”.

© albertotrocóniz / 14

Texto: de “LA ESPUMA DE LOS DÍAS”

Imagen: de “FOTOFILTRADA”

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