Lanzo una hipótesis para que se contraste
por los erudos y por los eruditos
en temas y cuestiones oceánicas:
de islas de Pascua, de Yap y las Marquesas.
Isla de Pascua, perdida en el Pacífico
por los erudos y por los eruditos
en temas y cuestiones oceánicas:
de islas de Pascua, de Yap y las Marquesas.
Isla de Pascua, perdida en el Pacífico
con extraños iconos inquietantes:
son los “moais” tallados en la piedra
guardan secreto de cuál su origen sea …
… e Isla de Yap perdida en el Pacífico
aunque distante de la otra tres mil millas;
su ingenioso sistema financiero
su ingenioso sistema financiero
fue sensación en toda Polinesia*;
allí “inventaron” para crear su riqueza
enormes piedras traídas de muy lejos
entre tifones y en débiles canoas
lo cual daba al asunto enorme mérito
y así el valor comercial se derivaba
-por la dificultad de conseguirlas-
de aquel otro valor: la valentía
que aquellos navegantes exhibieran.
También se sabe que algunos de esas tribus
procedentes de las Islas Marquesas
se hicieron a la mar tan sólo guiados
por la necesidad y las estrellas.
Coincide con el mito en donde clanes
rivales de la nación de “Heva”
tras de hacerse la guerra unos a otros,
a los vencidos expulsaron de ella
y estos debieron marchar hacia otras tierras
por supuesto por mar -no había otra-
allende el horizonte conocido
en medio de peligros y tormentas;
en medio de peligros y tormentas;
muchos murieron sin duda en el intento
después de navegar inmensidades
(el Océano Pacífico es como un tercio
de toda superficie de la Tierra);
pero hay indicios de que hace tres mil años
algunos pocos de tales navegantes
guiados por un jefe (“Atu Matuna”)
alcanzaron “Rapa Nui”: la Isla de Pascua.
y allí aportaron a ese islote desierto
su civilización -tan añorada-
con cosas valiosas como fuesen:
su sangre, la batata y la moneda.
Su sangre: que hoy con pruebas de ADN
tomados a los viejos y a las viejas
de ambos lugares entre sí tan distantes
de forma clara la conexión demuestra.
La batata: un tubérculo autóctono
que nunca puede (como pudiera un coco)
flotar por meses, debe ser embarcado;
llegó así a Pascua, luego más tarde a América …
La moneda: -y aquí viene mi tesis-
es que la hicieron también a semejanza
de los piedrolos enormes de yapenses
de tan buen resultado en Micronesia.
¿No son acaso esos gigantes pétreos
denominados “moáis” -tan misteriosos-
característicos de la isla de Pascua
un trasunto a valores financieros?;
quizá esos pueblos carentes de oro y plata
buscaron el valor por otros medios
en la rareza y el mérito de algo
difícil de obtener … los “mamotretos”,
dándoles caras (como hacemos nosotros
en billetes que cursamos y en monedas),
aquí en toba volcánica tallados
y después transportando enormes pesos.
¡Qué duda cabe, la cosa tiene mérito
y eso no está al alcance de cualquiera
que los pueda imprimir “dando a una tecla”
y la inflación por tanto de ello aleja;
aquel que quiera peces, que se moje,
vaya al volcán y elija allí algún bloque
de un tamaño adecuado a su codicia,
lo talle con un rostro y lo acarree
por largo trecho hasta llegar al “banco”
(en bancales mirando hacia al océano);
nadie podría con ello hacer desfalco:
moviéndolos de allí dado el gran peso.
Con tal riqueza… que si casar a una hija
que se lleva de dote un buen mostrenco,
se adquiere con mediano una cabaña
pagando uno pequeño al “arquitecto”…
Allí quien más quien menos tuvo alguno
de centenares del banco de bancales,
lo que hoy supone una atracción para turistas,
y el capital que acumuló el ancestro
deja hoy pingües divisas como rédito.
© albertotrocóniz / 13
Texto: de “TAL COMO LO VEO”
Imagen: de "FOTOFILTRADA"
* Otros Enlaces del Blog Relacionados:
No hay comentarios:
Publicar un comentario