del tiempo de colecta que convoca
los dorados frutos del verano
que llegan como ofrenda ahora a inmolarse.
En tus días recoges los trabajos
que obró el hombre, la planta, la semilla
y otros soles que ha poco precedieron
…con roturar de arados, luego hoces,
por los extensos campos de las mieses
cual tesoro en botín granos de oro,
molido luego y harina acumulada
de blancura sin par como la nieve.
Las vides maduradas se amontonan,
felices hijas del cielo y de la tierra
y el punto de dulzor que aún les faltase
a tu luz generosa se lo deben.
Recolecta perenne que hoy retorna
a la cita anual que el hombre espera
y festeja ese tiempo con el baile
en pisando sobre uvas a exprimirlas.
Esta mi edad responde a ti setiembre;
la primavera fue ha tiempo despedida
y el quehacer del verano ya es pasado,
sí, el otoño ahora rige, son tus días.
Una luz tenue caldea por el cuerpo
en añoranza: un sabor deleitoso
que un punto de amargura algo sazona
este paisaje al contemplar la vida.
¿Dónde la siembra?, ¿qué campos elegidos?,
¿cuál la semilla dispersa por los surcos?,
¿llovió a su tiempo o malogró la helada?,
¿se hizo el trabajo? y … ¿fue este bendecido?.
De sobra sé —por los frutos conozco—
lo que han rendido afán y las acciones;
aunque no míos —no hay yo, todo se hace—
¿hay algo propio, o somos instrumento?
… sea lo que fuere, lo llevo como ofrenda
cual gavilla de mieses y racimos
a los pies del altar del gran misterio.
© albertotrocóniz / 13
Texto: de “POEMAS DEL GOZO”
Imagen: de "FOTOPINTURA"
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