—Francisco de Quevedo—
Detente caminante y dentro admira
la arena en que se muestra extraña suerte
del amante que a la hora de la muerte
dispuso su despojo arder en pira
y las cenizas en vítreo contrafuerte
burlasen tiempo vengando de su ira
con un eterno afán de caída-y-gira
en polvo enamorado nunca inerte.
Pues que a ojos que tal fuego provocaran
paresciera traición si descansase,
y esforzado por siempre se le viese
… do nuevos amadores avisaran
lo impropio de un vivir en que abrasase
a de luego Parca reposo diese.
© albertotrocóniz / 12
Texto: de "POEMAS DEL PROFANO AMOR"
Imagen: Calavera, Reloj y Margarita
de “PINACOTECA"
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