lunes, 10 de agosto de 2015

CUAL EN RELOJ DE ARENA


Frente al lecho de muerte del anciano
puedo ver cómo agita el remolino
de última arena que inquieta se dirige
hacia el temido centro del pocillo

… para desembocar después de un túnel
en nuevo ámbito más amplio y luminoso
que acumula los granos hasta un punto
en que el otro ya cesa en su goteo.

Y ahora una mano extraña de por fuera,
con brusco movimiento inesperado
invierte la carrera y nuevamente
en otra caída ciega precipita.

Frente a la cuna del recién nacido
puedo ver el montoncito intacto
de la arena que llena el recipiente
por un instante, y ya al otro se vierte…

¡cuánta alegría al comienzo en deslizarse!,
aunque al principio apenas sin notarlo;
luego es más rápido y cada vez más rápido
al punto inexorable que allí espera.

¿Qué ávida mano agita el instrumento?,
¿quién puso dentro los granos compañeros?,
¿quién lo ideó, quién construyó su trípode?,
¿quién está al tanto para dar el volteo?.

 Arcano de cristal esos dos mundos
unidos cual gemelos, aun opuestos,
en que para que uno de ellos viva
el otro muera de modo alternativo.

Se prestan un tesoro caído en dunas
de arenas de oro dejando allá vacío 
el otro vaso por cima ya desierto,
ya puro espacio, ya pura transparencia.

Pues el vacío es lo único que puede
acoger abierto y receptivo
el grano fecundante impredecible
que perpetúe en espiral el movimiento.

Como arena la vida precipita
hacia el escape al que llamamos muerte
siendo puerta de entrada a nueva vida
y repite su ciclo eternamente
pautado el tiempo que acota su medida.

¿Quién da esas vueltas de nacimiento y muerte?;
¿son quizás caras de una misma moneda?,
¿dónde estoy yo en el extraño invento?,
¿acaso polvo que por dentro se vierte
en un tinglado de vidrio y de madera?,
¿soy yo la mano que al cabo lo voltea?…

Arena es la persona hecha de ideas:
las de aquellas de ser un cuerpo-mente;
el vaso circunstancias que moldean
su caminar, siempre a un único punto;
la mano que lo mueve tal tu karma
que necesita andar nuevos senderos

… pero yo no soy nada de eso.

Yo soy vacío que toda forma acoge
en su decurso con devenir de eones;
produce el artilugio el pensamiento
que crea los mundos en el espacio-tiempo.

Soy más allá, soy la pura Conciencia,
(aquello que es de estas líneas consciente);
soy el observador perenne, inmóvil
que mora intacto en el aquí y ahora.

¡Pues sí en efecto, tú eres el dios, despierta!.





© albertotrocóniz / 15
Texto de: “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
Imagen: “Reloj de Arena”,
de “FOTOPINTURA”

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