La pipa es fálica como ocurre con puro
aunque este mengüe y al cabo sea colilla;
la pipa en cambio mantiene su apostura
siempre priápica aun sin que esté encendida;
además es matriz, es una cueva
además es matriz, es una cueva
en que se acoge el fuego de la vida,
por tanto es femenina, siendo al cabo
una síntesis, un “Unum Contrariorum”.
una síntesis, un “Unum Contrariorum”.
No quiero mencionar, ni de pasada
al cigarrillo, nervioso, expectorante,
uno detrás de otro, una manía,
un coito breve, la negación del rito
(salvo el moroso de aquel que lías a mano).
Pero en cambio tomemos una pipa;
admiremos sus formas y su lustre
mientras abrimos la lata de tabaco
y el perfume embriagante invade todo:
Entre variadas formas yo prefiero
por la mañana rectas, tipo "Billiard"
o "Apple", "Dublin" o bien "Canadian",
mas la "Bulldog" reputo por muy corta;
con el paso del día, por la tarde
las "Semi-bent" son las que más me agradan,
por ejemplo la "Woodstock", siempre en brezo,
(cazoleta de espuma guarnecida);
ya por la noche son todo interrogantes,
por eso en esas horas las que elijo,
son las curvadas “Full-bent" o la Ia “Rodeshian",
y para leer un libro, la “Churchwarden".
Y en tabacos, sin duda los ingleses
de fragantes perfumes: sea un "Dunhill
Aromatic" (en cajas amarillas),
o un "Royal Yatch" o "Elizabethan Mixture"…
y esos "blends" con "Virginia" —bronce y rojo—
y "Burley", o con "Kentuky", o "Carolina",
quizá aromados con algo de "Latakia"
o pizcas de "Perique" que es cual trufa.
A evitar las mezclas tipo "Cavendish":
holandesas, danesas… son aquellas
de perfumado olfato, muy dulzonas
sólo buenas de oler, que en boca pican.
Poco a poco, gradualmente apisonado,
dispongamos tabaco en cazoleta;
una primera capa en leve fuerza,
una segunda un poco más prensemos,
y la tercera ya francamente prieta.
Ahora encendamos: mechero, una cerilla
(mas esperar a que disipe el fósforo),
y el milagro, pues donde había nada
surge una llama del anterior vacío,
como nace una vida, es su metáfora.
Arrimemos la llama hacia el pocillo
y veamos cómo esta en obediencia
se inclina hacia nosotros aspirando;
conmovido agradezco reverencia,
prenden las hebras y el rito se realiza.
Un milagro ancestral ese del fuego
transmitiendo su magia llama a llama,
aquí nosotros obrando de oficiantes,
siglos, eones, convoca ese momento;
luego el humo como alma que desvela
la vida misteriosa cuando arde
embalsama oloroso por la estancia
cual incienso de templos milenarios.
Sobre él remonto allende los océanos,
a las Américas, a tribus de los indios
encendiendo sus hojas de tabaco
que en un trance divino los subsume.
Después embarco a bordo en galeones
españoles que llevan a Sevilla
el raro cereal presta a los hombres
un curioso perfil con nuevo apéndice.
Atacan los piratas —Walter Raleigh—
gusta el corsario de fumar en pipa,
y lleva la costumbre hacia Inglaterra;
será campo fecundo para el rito.
Con fuerza el mito: los grandes fumadores
realidad o ficción de "Sherlock Holmes";
el té y la pipa pilares de un imperio,
de la India al Canadá domina el orbe.
No olvidemos eminentes fumadores:
Carl Gustav Jung o el sabio Alberto Einstein
lumbreras de elevado pensamiento,
o Pau Casals de pipa y violonchello,
el mesonero Cándido en Segovia,
Don Andrés idem o Don Humberto Eco,
Georges Simenon o Gómez de la Serna,
o Bertrand Russell, un siglo pipa a cuestas....
Sin que haya humo, haber verdad no puede
reza un antiguo adagio, y es por eso
que a toda epifanía en todo templo
se queman en ofrenda incienso, cirios...
Asimismo el humo compartido
como en el "Calumet" de pieles rojas
o como en "Narguile'" de los hindúes
une a las almas y crea la armonía.
Por tanto ceremonias mantenidas
de "pipa de la paz" son efectivas:
si se fuma con otro, algo de su alma
se ha transmitido y dentro incorporado
en una mutua comunión etérea
donde la disensión se hace imposible.
Con estos pensamientos convocados
por acto de fumar y en viendo el humo
donde adivino misterios insondables,
se va acabando esta sesión del rito.
(Que quede claro, hoy día he restringido
por prescripción del médico la pipa;
sólo de vez en cuando la retomo:
cuando la estupidez rodea y amenaza
con alcanzar cotas insoportables
y vuelve a ser consuelo y confidente,
y algo muy cálido tenido entre las manos).
Como fuego ya ido, fue la vida
me adivino ya lejos y apagado:
el morir dicen que es el “quebrar la pipa”;
queda el vacío que hizo posible todo,
quizá soy esto: detrás del humo ausencia.
© albertotrocóniz / 13
Texto: de “TAL COMO LO VEO”
Imagen: “Del Cuadro de Magritte Cayose una Alcayata”
de “PINACOTECA"
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