El sol relumbra en los yelmos,
sobre grebas y corazas
y pone chispas de oro
en los pechos y en las caras
fulgen los ojos terribles
furia oscura en las miradas;
los penachos de colores
semejan danzantes llamas.
La roja sangre cual vino
al vinoso mar alcanza
y el cielo con tempestades
toma parte en la batalla
pues vomita Zeus sus rayos
por nubes de oscura panza
mientras mil flechas de arqueros
zumban el aire incendiarias.
Pero hoy no toca guerrero
pelear esa batalla;
deja se oigan truenos lejos
de tambores y de flautas,
y el relincho de caballos,
y el tensado de las máquinas,
y el grito de los ejércitos
al entrechocar sus lanzas.
Sobre tu potro al galope
arranca espumas al agua
que hoy el campo son los cuerpos
y el adversario es la amada
que al empuje de tu ariete
ha de abrirte las murallas
pues siente ya estar herida
del dardo de amor que llaga.
"Tómame en tus brazos fuertes
oh héroe antiguo de La Iliada,
descansa de las fatigas
y conversa con tu esclava
cerca de las negras naves,
a su sombra y su muralla,
pues voy cautiva de amores
que me dan vida y me matan.
Coge en botín mis dos pechos,
haz de mi pelo tu almohada,
roba el tesoro de besos
que entre las bocas se alcanza;
saquea hasta el fondo en el templo,
no dejes que quede nada
que no hagas tuyo y te lleves
cuando vuelvas a la patria".
© albertotrocóniz / 04
Texto de: "POEMAS DEL PROFANO AMOR"
Imagen: "Héctor y una Mujer, quizá Cassandra"
de un Kantharos (425/20 a.C.)
de un Kantharos (425/20 a.C.)
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Este poema me encanto
ResponderEliminarGracias amigo, recibe un saludo de Alberto
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