martes, 15 de julio de 2014

ESCRITO SOBRE ARENA

Llegué a la playa y allí escribí mi nombre
sobre la húmeda arena de la orilla
con un palito que me encontré tirado;
luego sentado contemplé qué pasaba.

El sol enfatizaba los contornos
de la escritura en sombras arrojadas;
subía poco a poco la marea
aproximándose el agua al garabato.

Y al cabo corto tiempo ya una ola
vino a rozar los trazos con su espuma,
otra lamió un poco más adentro
y una tercera entró dentro del surco.

Aquello hizo que las pequeñas crestas
irregulares dejadas en los bordes
por la presión del palo con que hendiese
limasen asperezas producidas.

Llegó otra ola que invadió en el trazado
volviendo a relamer sobre escritura
dulcificando los restos del relieve;
luego una otra, y otra, y otra, y otra.

Cada vez más enérgicas borraban
de allí mi nombre de modo paulatino
hasta hacerlo apenas distinguible;
un poco más y ya no habría nada.

Alcé la vista a contemplar paisaje:
el mar y el cielo en inmensos azules,
el viento suave con olor a salitre,
el sol poniéndose allende el horizonte.

El día se retiraba en ese punto
dando paso a la noche por un tiempo,
con la promesa —hasta ahora mantenida—
de retornar en ola renovada.

Pero ¿y mis manos?, ¿dónde brazos y piernas?,
¿dónde mi torso, mi pecho mi cabeza?;
el cuerpo-mente habíase disuelto,
todo barrido como escrito en la arena

… sólo presente la impersonal Conciencia.




© albertotrocóniz / 14
Texto: de “LA BÚSQUEDA INCESANTE”
Imagen: de “FOTOPINTURA”

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