Somos luz del amor y los espejos
en que esa luz refleja de uno al otro
y multiplica al infinito el gozo
en que bebe por siempre de sí mismo.
Lo que yo llamo "tú" está en mi conciencia
lo que tú llamas "tú" cuando me nombras
es también contenido de conciencia
—mas no digamos conciencia tuya o mía
sino tan sólo la única Conciencia—:
uno el amor y dos los veedores.
Tan sólo hay una copa en la que apuran
los amantes de ellos embebecidos
el licor especiado que es sin tiempo
donde son uno en otro disfrazados.
Hombre y mujer jugando a los contrarios
en las alas del sueño que nos lleva
a encuentros-desencuentros por eones
en múltiples lugares de los cosmos.
Pero lo permanente ha sido siempre
es y será —el tiempo no lo toca
ni el espacio dispersa los encuentros—
este amor que baña en la materia
desde su fuente en el aquí y ahora.
© albertotrocóniz / 15
Texto: de “POEMAS DEL PROFANO AMOR”
Imagen: “Tristán e Isolda”
Medallón Conmemorativo.
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