Hoy vuelvo a desnudarme ante tus ojos
y a que recorras mi cuerpo con tu vista,
a que me quemes con esa tu mirada
—dejo a tu antojo sea con fuego o hielo—
… y así por fuera mi carne cauterices
aun por debajo se vuelva a abrir la llaga,
esa que creía que ya se había cerrado
pero ya veo que sólo en apariencia.
Curioso el ritmo que tiene mi tortura:
punzas el corazón dentro del pecho
que abandonas sangrando y como puede
se lame las heridas en olvido;
mas cuando cree haberlo superado,
traído fatal de un tiempo recurrente,
se vuelve a oír el canto de sirenas
que irresistible lo lleva hacia el cuchillo.
¿Será hoy distinto?, es siempre la pregunta
cuando al dulce patíbulo me acerco
a enfrentar el abismo de tus ojos
y a ponerme de nuevo entre tus manos.
Haz de mi lo que quieras pues soy tuyo;
que el dolor subsecuente que produzcas
en extraño mecanismo de defensa
vaya otra vez sangrando a recogerse
al vaso de cristal de este poema.
© albertotrocóniz / 14
Texto: de “POEMAS DEL PROFANO AMOR”
Imagen: “Rosa sobre Rosa”
de “FOTOPINTURA”
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2014 07 08 Ed.1ª
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