FUERA
Catedral de Ragusa: una montaña
de escorzo insospechado como un reto
a escalar por la falda hacia la música
de la fachada: barrocas contraformas
que modulan la luz en mil aspectos
cambiantes de las sombras arrojadas
y de las propias en curvos paramentos
seduciendo la vista hacia lo alto
hacia el ápice de mole de la piedra
despeñada luego en la escalinata
en que se anuncia el sacrificio humano
necesario a acceder a su frescura.
DENTRO
Sorpresa tras sorpresa ¡cortinajes!
proponen una imagen más festiva
casi mundana, como un salón de baile
adornado de rojos terciopelos
en contrapunto a solidez de piedra
de entablaturas, labrados capiteles
gigantescas pilastras, amplios arcos;
contraste a desnudez que exhibe en cúpula
un faro de claror, un pozo inmerso
al viejo mundo de Iglesia, de salones
con sociedad unida por los ritos
sacramentales: bautismo, boda, entierro,
la misa del domingo y de las fiestas
con sermón tremolante, aperitivo
en la plaza del pueblo a la salida
tras de ceremoniosa escalinata.
© albertotrocóniz / 13
Texto: de “VIAJE A SICILIA”
Imagen: de "FOTOPINTURA"
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