I
Cisnes muy blancos levantando el vuelo;
así tus brazos, ¡oh joven violinista!
—casi una niña— que elevas en la música
al instrumento ¡tanto tiempo a tu lado!;
y al pájaro que esconde en la madera,
ya le emergen los trinos que se ocultan
por mediación de esas tus manos níveas;
¡cuántas horas entre ellas el que canta!
… en regazo de nieve, amplio contraste
con tu vestido oscuro, el de la gala;
¡qué potencia tiene la melodía!
sin duda es queja de ser violín, sólo árbol.
Yo viéndote doy en imaginarme
que soy como él tomado entre tus brazos
y apoyado en tu cuello y en tu hombro
también canto canción desesperada
susurrando al oído, que te dice
su desgarro porque le quema el alma
de no poder, de no poder ser ese
del que escuches un día los gemidos.
II
Cual blanco cisne que levantase el vuelo,
así tu brazo ¡oh joven violinista!;
casi una niña y anuncias el peligro
de amor que canta en ese tu instrumento.
Yo me imagino que soy violín tomado
entre tus manos y apoyas en tu cuello
sobre escote blanquísimo en contraste
con el vestido negro de la gala.
Tú a la madera le dotas de otra savia:
aquella que soñase en clorofila
devenir pájaro, cantor de acordes trinos
llegando un día a ser expresión de alma.
¡Tanto tiempo a tu lado!, ¡largas horas!
contigo el que ahora canta o quizá llore,
corriendo al fin ya sangre por sus venas
en el contacto de esos tus brazos níveos.
¡Qué potencia tiene la melodía!;
sin duda gime de ser violín, solo árbol,
y en público confiesa su desgarro
que repetido le quema dentro el alma…
por no poder, por no poder ser nunca
aquél que un día suscite en ti suspiros.
III
Un cisne blanco que se remonta en vuelo:
apenas niña y anuncias el peligro
de amor que canta elevándose en música
desde instrumento que apoya en tu regazo
… y entre tus manos ¡oh joven violinista!,
blanquísimas de nieve en el contraste
sobre el negro vestido de la gala;
que arranca en él acordes que se ocultan.
Tú a la madera imbuyes de otra vida
por mediación de esos tus brazos níveos,
por mediación de esos tus brazos níveos,
aquella que intuyese en clorofila
le arrancase las voces que se guardan
en vocación escondida del árbol:
ser pájaro cantor de acordes trinos
y corra al fin la sangre por las venas
logrando ser una expresión del alma.
¡Qué potencia tiene la melodía!
del instrumento, ¡tanto tiempo a tu lado!;
sin duda hay queja en el violín —más que árbol—
ya pájaro que en público ahora llora.
Yo viéndolo puedo sí imaginarme
ser asimismo tomado por tus manos
y en tu cuello y en tu hombro recogido
también cantar canción desesperada
… que susurre al oído, o bien ya grite
su lamento porque le abrasa el alma
de no poder, nunca poder ser ese
que un día en ti arrancará suspiros.
© albertotrocóniz / 12
Texto de: "POEMAS DEL PROFANO AMOR"
Imagen de: "FOTOPINTURA”
(sobre una fotografía de Hilary Hahn de Mathias Bothor)
Música : “Chacona” de J.S. Bach
Interpretada por: Hilary Hahn
EL POEMA RECITADO
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