¡Quien viera hoy día surgir un gran profeta!
como Ezequiel de Antiguo Testamento,
quien entrevió la destrucción del mundo
de aquella época: Jerusalén inicua
llevada a perdición por sus pecados;
quizás él nos dijera:
<< ¡Arrepentíos!, volved a las costumbres
de vuestros padres que fueron de por siglos
temerosos de Dios y de las leyes:
recordad a Babel que en su egoísmo
fue confundida con multitud de lenguas
haciendo así que fueran imposibles
del bien común ya el realizar tareas.
De lo contrario recibiréis las plagas
que Jehová en su imponente ira
os mandará: fulminará a los vástagos
pues que vosotros le ofendéis con abortos,
y con pirámide de población inversa
pronto seréis sometidos de extranjeros
más fuertes que esta raza perversa
de hombres simbólicos y mujeres sintéticas.
Grandes sequías asolarán los campos
tras insensata destrucción de las presas;
algas e insectos serán vuestro alimento
pues no cuidasteis ganadería y pesca
y agricultura dejasteis languidezca.
Concitareis espíritus malignos
al remover los huesos de los muertos
e incrementándolos en insensatas guerras
priváis a juventudes del futuro
impidiendo que vida prevalezca.
Sí, vagareis por lustros en desierto
de una Tierra que transformasteis yerma
avejentados, sin niños y sin jóvenes,
asolados de escorpiones y de fieras
hasta que al fin purguéis vuestros pecados
y abandonéis esta locura abyecta.
¡Expulsad a inicuos dirigentes
inmersos en mentira y corruptelas
que la patria sagrada menosprecian
y en siniestro camino os despeñan
para volver a la derecha senda
que otras generaciones recorrieron
y más condujo al Bien, Verdad, Belleza!.
¡Sí a Tablas de la Ley!
¡No a Agenda 20-30! >>
Tal habló en vox tonante el gran profeta.