lunes, 30 de mayo de 2022

EL IXX SE DESPIDE EN VALS

 


Del viejo mundo las horas se retiran

cual los danzantes en un baile de máscaras

mientras la orquesta agota los compases

del vals (suena aquí  uno de Verdi).


El torbellino refleja en los espejos

que multiplican la luz de candelabros,

las joyas de las damas, sus vestidos

de brocados, de sedas y de organzas


y en fracs de caballeros las pecheras

con las botonaduras de diamante,

o condecoración y charreteras

de uniforme de gala en oficiales.


Pende en lo alto —"espada de Damocles"—

la enorme araña cargada con mil velas;

pone brillo en los ojos el deseo

que entre sí se cruzan las parejas.


Giran y giran tomadas por la música

liviana como espuma dentro en copas

del champán a celebrar la muerte

del viejo mundo que dará paso al nuevo.


Todo es evanescente como nubes

en un atardecer que ya preludia

el hecho ineluctable de la noche

que engullirá entre sombras los anhelos.


¿Cómo ha de ser?; supone siempre arcano

los detalles que escribirá la Historia,

sólo sabemos la de esta que va escrita

rezumante de sangre en palimpsesto


… con su panoplia de ideas y conceptos

traducidos después en armas, guerras;

sí, desde luego, también realizaciones

en el saber, las artes y las ciencias.


En cualquier caso, mirando la secuencia

del devenir del tiempo por los siglos

será sin duda al cabo otra variante

de la infinita danza: nombres, formas.


No será un vals, será otro torbellino

la música de fondo que acompañe

y a otras sombras arrastre en oleaje

a ignotas playas para engullirlas luego.


Ya los relojes dispersos por las salas

dan las doce marcando el fin del siglo.

—todo es cambiante y al cabo nada cambia—

como se propugnaba en Gattopardo.


Alzo mi copa a brindar por el XX

… tras breve sorbo la estrello contra el suelo.


lunes, 9 de mayo de 2022

ALCARAZ: ELOGIO DE "LO MACHO"

He visto fascinado y divertido
los partidos de tenis programados
por la television del "Madrid Open"
de cuartos de final, semi, y finales
desde la pista de la "Caja Mágica".

Un joven toro de diecinueve años
llamado Carlos, Carlitos, y/o Charlie
Alcaraz ha vencido en secuencia
a su mentor Nadal —ya es su heredero—
al "number one" del tenis, a Djokovic
y al tercero en el ranking, a un tal Zverer.

Sí, es ley de vida que llegue un día "el nuevo"
y que desplace a los viejos leones
que hasta ayer lideraron la manada
y del pastel tuvieron mejor parte;
de la comida y también de las hembras.

La virtud que tal hace posible
y en él expresa, es la esencia de "lo macho"
y reconforta el verla desplegándose
de forma pública y acogida con vítores.

En estos tiempos fementidos y andróginos
es sano enfatizar de vez en cuando
el polo "yang" que hace mover el mundo
junto con "yin" —el estro femenino—
ambos distintos, aunque complementarios
 en la tarea de preservar la especie.

El rito alcanza la importancia del mito
y es oportuno celebrar sus liturgias
a más de en el amor, en el deporte 
(en incruento trasunto de la guerra);
yo en tales casos escojo ver la lucha
entre dos machos como hacen animales
que rivalizan a imponer su genética
entrechocando sus cuernas o raquetas.

No me atraen los partidos ni las pruebas
de las competiciones femeninas
salvo aquellas saltarinas de pértiga
(¿es de Knossos quizás reminiscencia?);
para tales certámenes prefiero 
lo que son concursos de belleza
de lindas "mises" luciendo sus encantos
(que también tratan de imponer su genética).

Son Marte y Venus que se unen en la danza 
y la hacen bella porque son muy distintos;
y a más de hermosa, fecunda en consecuencias
pues como digo está en juego la especie 
y no mezclemos los campos que son propios
de los colores que hacen variado el mundo;
si no obtendremos un gris en la paleta.

Volviendo al hecho que motivó este escrito
el de Alcaraz venciendo a sus rivales,
inocente y brutal así ha expresado
ante la tele armando un gran escándalo,
que a devenir macho alfa la receta
—heredada según dijo de su abuelo—
es:
"cabeza, corazón y dos co………".