Tu pelo es un copete de palmera
que extiende desde el tronco a la redonda
ramos floridos de dátiles cargados;
la frente es media luna, abajo brillan
ojos oscuros intensos cual la noche;
los labios sensuales dos papayas
que rozo con los míos, me sonríes;
tu cuello grácil como el de una gacela
en donde apreso marcando con mis dientes
desde la oreja abajo a la clavícula.
Voy a tus pechos, dos altos hormigueros
que rematan pezones en turgencia,
los beso y ensalivo y fuerte sorbo
a introducir pleno en la boca el seno
para allí dentro batirlo con mi lengua;
tú por tu parte alcanzas en el nido
en donde aferras la rama de los huevos.
Ponemos en contacto nuestros pechos,
ponemos en contacto entrambos vientres,
ponemos en contacto sexo y sexo,
el vello de tu pubis más contrasta
con la tersura que tienen rededores
del breve ombligo que adornas con un piercing;
por bajo órganos dan en manar sus flujos.
Como a jarra te agarro por caderas,
y recorro tu espalda y luego arribo
a rotundez de ambos glúteos en pera
en donde azoto dando dulce tormento;
después mis dedos introduzco en umbrales
del portal de la muerte y de la vida
y en ostra oscura pinzo rosácea perla.
Tus piernas son dos esbeltas acacias
que yerguen su perfil en la sabana
y a su sombra refugian los leones;
tú también en la umbría das cobijo
a mi cachorro ya devenido en fiera
que avanza por maleza a los adentros
y en lo recóndito va a transmitir la fuerza
… mas no la esencia, demasiado preciosa
que con orgasmos secos la mantengo
coordinándolos a tus húmedos múltiples
para así remontar a las estrellas.
© albertotrocóniz / 19
Texto: de "POEMAS DEL PROFANO AMOR"
Imagen: "África",
de: “DIBUJO Y PINTURA”
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