jueves, 11 de octubre de 2012

HOY CANTARÉ AL NÚMERO DE ORO



Divina proporción del número de oro:
media extrema razón entre medidas,
fuente perpetua al ojo de belleza,
e íntimo bienestar de sus rectángulos

… que hacen del rostro que los lleva oculto
la faz de un ángel impresa en la materia,
en edificios les da a las piedras hálito
y a la naturaleza un orden cósmico;

luce en cristales y estrellas de la nieve
posada en incremento de pentágonos,
se encierra en los contornos de tal módulo
el hombre leonardesco y vitruviano

(pero cuidado, que si ello es invertido
dará también el signo del diablo
que oculta en la materia lo pesante
opuesto a un más crecer: Mefisto en Fausto).

“Armonía”: vale decir que el todo
también se encuentra reflejado en la parte
cual establece la “Tabula Esmeralda”:
lo de arriba es abajo en sus fractales.

Regidora muy dulce de esas tramas
y espirales que crecen económicas
con extremos que asemejan su origen:
interna música de acordes visuales.

Desarrollar, medrar de un modo estético
mediante pasos melódicos al ojo
guiados de arcángel que el número proclama
con nautilus pompilius de olifante.

“Armónica razón entre dos tramos”;
eso quiere decir: tomemos algo
—una rama pongamos por ejemplo—
de dimensión cualquiera como X;

si ello debe crecer de un modo eurítmico
el nuevo tramo debiera ser Y (griega)
tal que se cumpla que Y (griega) sea a X
como esta última es a la suma de ambas.

De Fibonacci lo aproxima la serie
0, 1, 2, 3, 5, 8, 13, …
al dividir un par consecutivo,
o bien se obtiene por la siguiente fórmula:

(1+5)/2
tómese el cinco y habida raíz cuadrada,
sumada al uno dividir por mitades;
ello incorpora la raíz de lo que late,
pues de vida es la péntada arquetipo.

1,618…
"Uno coma sesenta y uno ocho …"
(curiosamente también endecasílabo)
es el valor que tiene este misterio,
también su inverso al dividir el uno:

0,618…
"Cero coma sesenta y uno ocho …",
y ambos marcan la escala a recorrerse:
tanto hacia arriba pautando el crecimiento
como hacia abajo descendiendo a lo ínfimo.

Euclides lo estudió en sus Elementos,
Pitágoras cantó ya sus virtudes;
le dicen “phi” en justo honor a Fidias
que al Partenón le dio sus proporciones.

Luca Paccioli el monje matemático
divinas las llamó e hizo un tratado
que ilustrase su amigo Leonardo
y Durero dibujó sus espirales.

Johannes Kepler desarrolló el modelo
de universo platónico en sus sólidos
y en los tiempos modernos estudiosos:
Cook, Hambidge, Ghyka,… glosaron propiedades.

Ha dado origen a ocultos misticismos
como fórmula de hermosura divina
que pervade todas las artes plásticas
(así en Dalí cuando en su “Leda Atómica”).

Para arquitectos es cánon de belleza:
desde el egipcio haciendo sus pirámides
al Partenón como un ejemplo eximio
y el “Modulor” del Corbu entre lo último.

En las artes del tiempo cual la música
asimismo posee un gran predicamento:
Mozart, Beethoven, Debussy y otros muchos
lo han escondido entre sus pentagramas.

Y ahora una pista de cariz crematístico:
si quiere “hacerse de oro” en forma rápida (?)
hágase trader y especule en el forex
aplicando a los precios Fibonacci.

Rige tú ¡oh número sagrado!
el caminar sobre espiral histórica
cuando remonta en música de esferas
por donde un ángel del gran Durero tañe.





© albertotrocóniz / 12
Texto: de "LA TORRE DEL HOMENAJE”
Imagen: de "FOTOFILTRADA"
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